La desalación, ¿Una solución a la escasez hídrica?

Los periodos de sequía son fenómenos naturales y recurrentes en la climatología de España y, por tanto, las actuaciones a desarrollar en estas situaciones deben estar basadas en la planificación, mediante una gestión del riego, y no en medidas de emergencia como respuesta a la crisis.

La sequía producida en la mayor parte de España en la primera mitad de la década de los 90, con consecuencias socioeconómicas muy negativas, actuó como detonante del cambio de mentalidad a la hora de gestionar los períodos de sequía.

La disponibilidad del agua es clave en la zona mediterránea, no sólo por el riesgo alto de sequía, sino para garantizar un desarrollo sostenible de dos sectores económicos muy importantes: la agricultura y del turismo.

El regadío supone un factor clave para la producción agrícola en las zonas con climas semiáridos, donde la escasez de agua para riego es especialmente severa. La fuerte demanda de agua para la producción de cultivos hortofrutícolas de elevada rentabilidad, junto a un notable crecimiento de la población y del turismo, han generado una presión importante sobre los recursos hídricos, agravando la tradicional situación de escasez de las cuencas mediterráneas.

Reserva hidráulica 16/05/18. Fuente: Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente

Plantas desaladoras en España

La primera planta desaladora de agua de mar en España se instaló en la isla de Lanzarote en 1964 y producía 2.500 m3/día de agua potable. El crecimiento económico experimentado en las islas orientales no se hubiese producido sin la desalación de agua de mar. En total, Canarias cuenta con 281 plantas desaladoras en la provincia de Las Palmas y 46 en la de Santa Cruz de Tenerife.

En la Cuenca Mediterránea las principales plantas desaladoras existentes, se encuentran distribuidas en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Comunitat Valenciana y Región de Murcia:

  • Torrevieja (Alicante): Produce 80 hm3/año. Contribuye al abastecimiento de 140.000 habitantes y 8.000 hectáreas beneficiadas.
  • Del Bajo Almanzora (Almería): Produce 15 hm3/año. Garantiza el agua a 140.000 habitantes y beneficia a más de 24.000 hectáreas de regadío.
  • Carboneras (Almería): Produce 42 hm3/año. Beneficia a 200.000 personas. Garantiza el agua a una de las provincias más secas de España asegurando el riego a más de 7.000 hectáreas de regadío.
  • Campo de Dalias (Almería): Produce 30,1 hm3/año. Agua para más de 300.000 habitantes.
  • Oropesa (Castellón): Produce 13,5 hm3/año. 150.000 personas beneficiadas.
  • El Atabal (Málaga): Produce 76 hm3/año. Una de las mayores desoladoras del mundo con una gran calidad del agua.
  • Valdelentisco (Murcia): Capacidad de producción hasta 70 hm3/año.   Son beneficiadas 7.577 hectáreas de regadío y abastece a 60.000 personas.
  • Águilas/Guadalentín (Murcia): Capacidad para producir 70 hm3/año y beneficia a 130.000 personas. Una infraestructura básica para la Región de Murcia
  • Sagunto (Valencia): Produce 25,6 hm3/ año y 65.000 personas beneficiadas.
  • De La Marina Baja (Alicante): Produce 18hm3/año. Beneficia a 200.000 personas.
  • Moncofa (Castellón): Capacidad de producción hasta 19,8 hm3/año. 120.000 personas beneficiadas.
  • Marbella (Málaga): suministra agua de calidad para la Costa del Sol. Pieza clave para el desarrollo turístico de alta calidad.
  • De L’Eliana (Valencia): Agua de gran calidad. Abastece a 30.000 personas.

La gestión de los recursos hídricos

Existe cada vez mayor preocupación por el desequilibrio hídrico existente en España, provocado por el incremento de la demanda que el actual modelo de desarrollo exige y por una oferta limitada de los recursos disponibles. Esta situación de déficit de recursos, que en España es un fenómeno crónico en determinadas zonas (Canarias, Baleares y litoral mediterráneo), genera un estrés hídrico que impulsa una tendencia a una gestión más sostenible, basada en la racionalización de la demanda y la optimización de la oferta.

La gestión del agua no debería ser materia de enfrentamiento político ni entre los territorios ya que pueden implementarse procesos que permitan el uso de los recursos llamados no convencionales: desalinización de agua de mar o salobre y regeneración de aguas residuales para su reutilización, que se hacen imprescindibles para el desarrollo y bienestar de zonas con problemas importantes de escasez hídrica.

Ante las posibles soluciones analizadas en España, carece de sentido afirmar, con carácter general, que la desalación sea mejor o peor que otros tipos de infraestructuras hidráulicas. En cada caso, será preciso realizar un análisis multicriterio (económico, ambiental y social) que determine la alternativa más sostenible. Lo importante, es que hace cuatro décadas ese análisis sólo podía resultar favorable a la desalación en situaciones extremas de escasez hídrica, mientras que su abaratamiento progresivo ha supuesto una mejora de la competitividad que ha puesto en valor sus ventajas ambientales y sociales.

La gestión eficiente y sostenible de los recursos hídricos pasará en un futuro por el diseño, la implementación y la evaluación de un Pacto Nacional del Agua que, con una perspectiva holística, permita afrontar los problemas que causa la escasez hídrica en España, especialmente en las zonas áridas, semidesérticas o desérticas.

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